Protonterapia

Parent Category: Selected Projects Category: PROSAS Project Published: Thursday, 15 February 2018
La radioterapia es una de las estrategias fundamentales en el tratamiento local del cáncer cuyo objetivo es curar o paliar la enfermedad, minimizando la toxicidad en los tejidos sanos. En la inmensa mayoría de los casos, estos tratamientos se llevan a cabo con haces de fotones o electrones. Sin embargo, la singularidad de las propiedades físicas y radiobiológicas de los protones hace que estos ofrezcan unas ventajas imbatibles para ciertos tipos de tumores. Desde el punto de vista dosimétrico hay que resaltar que la mayor parte de la energía que depositan los protones al penetrar en un medio material se concentra en los últimos milímetros de su trayectoria, originando lo que se conoce como pico de Bragg. Tras éste, prácticamente no hay deposición de energía. Pero además y debido a la baja dispersión de estas partículas, en los bordes del haz hay una zona de penumbra lateral muy estrecha. Estas propiedades hacen que la protonterapia esté especialmente indicada en aquellos casos en los que la proximidad de un órgano de riesgo al volumen blanco comprometa la seguridad del tratamiento o, de forma muy especial, en los tumores pediátricos debido a que la mayor proliferación celular de los niños los hace mucho más sensibles a los efectos secundarios de la radiación.
 
El uso de los protones como arma terapéutica no es nuevo. Los beneficios de su empleo en radioterapia fueron postulados a mediados de los años cuarenta del siglo pasado y, desde entonces, se han tratado más de 137.000 pacientes. Resulta significativo que más del 10% de esos pacientes se trataron en 2014, confirmando el hecho de que la utilización de la protonterapia crece exponencialmente. Consecuentemente con estos datos, el número de instalaciones de terapia con partículas sigue creciendo de forma significativa, de forma que en el año 2000 existían en el mundo una docena de centros, a finales de 2014 se contabilizaban 48 y a principios de 2015 se iniciaron los trabajos de instalación de más de treinta nuevos centros, de los cuales la mitad están situados en EE.UU, un tercio en Asia y el resto en Europa. La apertura de estas instalaciones suponen 80 salas de tratamiento adicionales.